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Crítica
“ENERGÍA”

La búsqueda estética, propia de la fotografía de ambiente, puede plasmar la íntima esencia de lugares, de edificios y de áreas urbanas de ciudades y pueblos, que poco a poco se van haciendo objeto de búsqueda especulativa. Silvano Piccinini capta la paleta cromática de cada ciudad que visita y, usando la cámara fotográfica como si de un pintor con su pincel se tratara, toma sus instantáneas a la puesta del sol, cuando la noche, avanzando, desvela sus luces y misterios. A través de dichas luces y de inéditos recorridos visuales, Silvano quiere plasmar los frémitos y las pasiones del alma humana. Con sus instantáneas nocturnas, candentes y rebosantes de energía, Piccinini nos declina un cosmos urbano y extraurbano destilado de incesantes traslaciones entre los seres, a través de las tecnologías que son la palanca portante del actual modo de concebir la esencia de la vida moderna. Todo se explica y se entiende a través de cables, líneas y ondas que toman su fuerza de los innumerables instrumentos de la vida moderna: ordenadores, móviles, láser, sensores, fotocélulas, satélites… Un mundo nuevo que nos invade y que huye de las comunes reglas visuales palpables por el ojo y la mente. Este es el inédito corazón del mundo, el que en la energía encuentra su razón de ser.  Nuestro artista expresa lo nuevo –el hoy– a través de vibrantes perturbaciones ópticas que indagan sobre el sentido de nuestro existir. Para Piccinini las fotografías no tienen un valor descriptivo por sí mismas, sino de expresión. Sólo algunas instantáneas bien seleccionadas llegarán a ser imprimidas, aquellas que el artista sentirá como explicación efectiva de la energía expresada en la vida contemporánea.   La búsqueda traspasa el muro de la conciencia común, no se debe limitar a explicar el valor del sentimiento estético, sino que ha de guiarnos a través del magnetismo y de las pulsaciones radiantes, para reinterpretar la capacidad innovadora de un mundo tecnológico que nos domina y que, a la vez, nos impulsa hacia nuevas metas a la velocidad de la luz. Con sus imágenes Piccinini nos dice que no podemos limitarnos a la mera visión del semblante exterior que la civilización produce, sino que tenemos que ser conocedores y concientes de su íntima esencia. Al sellar una idea, Piccinini canaliza las formas y las geometrías, aportando al conjunto un justo sentido del equilibrio captado entre el movimiento y la velocidad. Se podría afirmar que Piccinini encarna un rol, innato en él, de traductor y hábil intérprete de las vibraciones y de las perturbaciones luminosas, para desvelar la pulsión incesante de la vida reinterpretada en los nuevos recorridos tecnológicos, deducida de lo que podríamos definir un corpúsculo existencial, que constituye la esencia.

Comentario crítico de Franco Bulfarini (crítico, artista)